Instituto de Estudios del Antiguo Egipto
Thonis, faraones bajo las aguas.
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En el Antiguo Egipto los barcos que quisieran comerciar por su territorio a través del Nilo debían acceder por el puerto de Thonis (Heracleion para los griegos). A su alrededor se desarrolló una metrópolis fundamental para la historia de esta civilización, ya que era la puerta de entrada al país de los faraones. Sin embargo, en el siglo VIII un terremoto acabó con la ciudad. La borró del mapa literalmente. Más de mil años después la falta de pruebas arqueológicas levantó numerosas dudas sobre su existencia o, al menos, importancia. En el año 2000 un equipo de investigadores halló por fin los restos de la ciudad. Pero bajo el agua.
Decenas de barcos, centenares de estatuillas de dioses y cientos de monedas y pequeños objetos. Ese es parte del inventario catalogado por el equipo del arqueólogo submarino Franck Goddio en los trece años de trabajos. El tiempo transcurrido desde que este investigador francés encontró la ciudad sumergida en la bahía de Abukir, al norte del delta del Nilo.
En concreto, el yacimiento se encuentra a 6,5 kilómetros de la costa actual. Según los expertos, Thonis se levantó en el siglo VIII a. C. y pronto se convirtió en un enclave económico gracias a su estratégica localización que la convertían en el punto de partida de las rutas comerciales marítimas con Egipto.
Esa importancia ha sido avalada por el hallazgo -de momento- de 64 navíos, algunos de los cuales se conservan en muy buen estado. Los barcos datan de entre los siglos VIII a. C. y II a. C. Una de las sorpresas del equipo de arqueólogos fue descubrir que parte de estas embarcaciones habían sido hundidas intencionadamente. Quizás para bloquear el puerto e impedir el paso de navíos enemigos. Una táctica defensiva bastante habitual.
Pero los barcos son solo una parte del monumental yacimiento. Las 700 anclas milenarias encontradas dan una idea de la trascendencia de Thonis en el mundo egipcio. Una ciudad que floreció impulsada por el comercio como demuestran las estatuas halladas, algunas de hasta cinco metros de altura. También se han catalogado más de 300 estatuillas y amuletos del periodo tardío y helenístico que representan a dioses como Osiris, Isis y Horus.
Según los investigadores todo eso es solo un aperitivo de lo que la sumergida Thonis esconde. "Sería necesario bajar cada día durante 200 años para poder estudiar todos los objetos del yacimiento", ha explicado Goddio en más de una ocasión. Quizás exagera. Pero teniendo en cuenta la inmensidad y grandiosidad de la civilización egipcia, todo es posible.