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Egipto, un juego de niños.

 

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Un taller en La Térmica acerca a los pequeños al fascinante mundo de la egiptología de una forma divertida y amena.

 

Entre el alfabeto griego, los escarabeos y los disfraces de faraones pasan las mañanas del fin de semana casi sin enterarse. Los pequeños que participan en el taller Pequeólogos, que imparte en La Térmica el Instituto de Estudios del Antiguo Egipto, se adentran en el fascinante mundo de la egiptología de una manera divertida y amena, de la mano de sus monitoras, Patricia y Marina.

 

Pablo modela con cuidado su escarabeo bajo la atenta mirada de Claudia, su compañera de pupitre, en una de las salas del antiguo Centro Cívico. Detrás, Ángel y Jairo dibujan a sus faraones preferidos. Con sus dedos, Pablo va dando forma a la arcilla hasta que logra amasar una figura que con algo de imaginación podemos asemejar a un escarabajo, ese poderoso amuleto de la época egipcia, símbolo de la vida y el poder y que los egipcios asociaban con la protección contra el mal. Es una de las actividades que realizan los niños de la mano de sus monitoras en diferentes grupos, desde el pasado mes de mayo y que termina a finales de este mes, sábados y domingos en horario de mañana. Quedan por delante los previstos para este fin de semana, dirigidos a niños de 4 a 8 años, el que se desarrolla el 21 y 22, para niños de 9 a 12, y de nuevo el último fin de semana también para niños pequeños. Información sobre los cursos en la web de La Térmica.

 

El objetivo de estos talleres es trasmitir, compartir y extender el conocimiento del legado de la civilización faraónica intentando acercar su cultura, arte y “misterio” tanto para adultos como para niños. Los pequeños muestran "un gran interés, han visto mucho y han leído sobre la civilización egipcia, y para ellos todo esto es un gran misterio, las pirámides, los faraónes y las momias", explica una de las monitoras. ¿Y qué es lo que más llama la atención de los pequeños? Casi todo, porque lo relacionado con el Egipto antiguo está rodeado de una aureola de misterio que atrapa a los pequeños.

 

Sobre la pared se proyecta el lenguaje de los jeroglíficos, ese complicado sistema de escritura basado en dibujos que se relacionan con uno o varios sonidos. Y los pequeños salen a la pizarra para escribir sus nombres utilizando estos mismos dibujos. Del taller saldrán vestidos y pintados como faraones. A la hora del maquillaje, triunfa el Ojo de Horus, que simboliza la salud, la prosperidad y la capacidad de renacer. Para ellos, también la capacidad de aprender, valorar y respetar esta cultura ancestral.

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