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En busca del padre de Tutankamón.

 

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Una nueva teoría apunta a que el progenitor habría sido Amenhotep III.

Tutankamón, el rey niño, es uno de los faraones egipcios más conocidos en el mundo de hoy debido al descubrimiento, casi intacto, de su tumba, llena de objetos que permitieron reconstruir con gran exactitud su vida. Salvo un dato que siempre ha generado dudas: la identidad de su padre. Nuevos indicios apuntan a que era Amenhotep III y no Akenaton, como se creía hasta ahora.

 

En 2010, el prestigioso arqueólogo egipcio Zahi Hawas anunció que los análisis de ADN realizados a la momia de Tutankamón eran concluyentes y demostraban que supadre fue Akenatón, su abuela la reina Tiye -esposa de Amenhotep III, y la madre no fue Nefertiti, como siempre se había especulado.

 

Porque el origen del conocido como “rey niño”, cuyo mandato se prolongó entre 1361 y 1352 a.C, ha sido uno de los misterios sin resolver de la historia del Egipcio antiguo debido a la falta de pruebas sobre sus progenitores. Pero ahora, un nuevo descubrimiento pone en duda lo afirmado por Zawas y rebate esa teoría con otra, que parte de la existencia de una corregencia entre Amenhotep III y su hijo, Amenhotep IV (Akenatón), algo que también ha sido fuente de debates desde hace décadas.

Hallazgos en una tumba.

 

Un equipo del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto de Madrid, dirigido por Francisco Martín Valentín, excava desde 2009 la tumba del visir (gobernador) Amen-Hotep Huy, en Asasif (Luxor occidental), quien fue un personaje muy importante durante algunos de los años del reinado de Amenhotep III. En la capilla de la tumba del visir encontraron cuatro columnas, dos muestran como rey a Amenhotep III y otras dos a Akenatón, y datadas ambas en el mismo período.

Este descubrimiento es prueba definitiva de que padre e hijo reinaron al mismo tiempo, según Valentín, que asegura que la interpretación de esas columnas permite asegurar que la corregencia duró al menos diez años, aunque el arqueólogo está convencido de que ese período se extendió dos o tres más. Las inscripciones de las columnas señalan que Akenatón comenzó a reinar junto a su padre a partir del año 28 del reinado de Amenhotep III, lo que permite asegurar, de forma “incuestionable”, según Martín, que la corregencia duró al menos diez años.

 

Lo que hasta ahora se consideraban dos períodos de diez años de dos reinados diferentes, son una única década en la que padre e hijo compartieron las tareas del poder y se apoyaron en un momento muy importante de la historia egipcia, en el que la capital se trasladó de Tebas a Tell-el-Amarna, donde se edificó Aketatón. Además, se pasó de la tradicional religión politeista a la adoración a un solo dios, Amón (el nombre de Akenatón significa “Amón está satisfecho”). Unos cambios que hasta ahora se creía impulsados solo por Akenatón, con el apoyo de su esposa, Nefertiti.

Tutankamón sin madre.

 

Además de los cambios en la interpretación histórica y política de ese decenio, esta corregencia supone un cambio fundamental en lo que se conoce de uno de los faraones más populares, Tutankamón.

Hubo un dato sobre el que siempre hubo sombras y era el origen de Tutankamón, quiénes habían sido sus padre. Tras muchas hipótesis, se creyó zanjado el asunto cuando Zahi Hawas, el que fuera ministro de Antigüedades de Egipto, anunció que Tutankamón era hijo de Akenatón, pero no se pudo determinar quién era la madre, que tenía que ser, según análisis de ADN, hija de Amenhotep III.

 

La existencia de la corregencia permite cambiar parcialmente esa teoría al reinterpretar los datos desde otro prisma.

 

Si existió esa corregencia, supone que el reinado de Akenatón se adelanta diez años en el tiempo y, por tanto, no habría podido ser el padre de Tutankamón. Por edad debería ser su hermano, es decir, hijo de Amenhotep III. Lo que el descubrimiento del equipo de Martín -validado oficialmente por el Ministerio egipcio de Antigüedades- no ha permitido establecer es la identidad de la madre de Tutankamón, aunque aún queda mucho por excavar en la tumba del visir.

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